Ambientación

La noche era oscura y solo estaba iluminada por la luz de la luna y las estrellas pero todo Hogwarts estaba despierto. La gente corría de un lado a otro con las varitas en alto. Se repetía la historia de años atrás pero esta vez, no había ningún elegido. Claro que tampoco había ningún señor tenebroso. Esta vez era una señorita. La señorita Parkinson, antigua alumna del colegio, había logrado controlar a todos los dementores y había logrado reunir a antiguos mortífagos. Ahora mismo estaban asediando el colegio de magia. Por supuesto no era tan grave ni magnífico como cuando lo hizo Voldemort... La mayoría de los alumnos se habían ido a sus casas. Pero quedaban todos los profesores y casi todos los alumnos de 6º y 7º. Castelle Evans era una de esas alumnas que se habían quedado. Salió de la sala común de Slytherin con su varita en alto y el camisón ondeándole gracias al aire de las ventanas rotas. Unos cuantos alumnos de su casa la siguieron puesto que ella era prefecta. Al llegar a las escaleras se dividieron. Castelle y Dimitrian Falccori, otro alumno de su casa y también prefecto, fueron hacia el gran comedor donde se iban a reunir todos los prefectos porque eran donde la gran mayoría de los mortífagos y los dementores se habían concentrado. En mitad del pasillo hacia el comedor se encontraron con el resto de los prefectos. Sólo había una prefecta de Hufflepuff, que estaba sangrando por la mejilla y los dos prefectos de Gryffindor. La cara de Castelle palideció al entender por qué no había más prefectos. Dimitrian le pasó un brazo por el hombro en señal de consolación. Ella apretó los dientes para no llorar. Asintieron en silencio. A la de tres entrarían en el gran comedor. Uno, dos, tres... Las puertas estallarón en contacto con los hechizos.
Dentro del comedor se hallaban los profesores atados, algunos muertos y otros intentando defenderse. Cuando las puertas estallaron saltaron varios cinco rayos de color verde en dirección a los prefectos. Sólo lograron esquivarlos tres de ellos. Los prefectos de Gryffindor cayeron abatidos. Al instante Dimitrian y Violette, la prefecta de Hufflepuff, lanzaron maldiciones asesinas contra los cinco mortífagos que había, como los mortífagos no se lo esperaban dieron de lleno en su pecho. Sólo quedaban tres.
Uno de ellos lanzó una maldición contra Castelle quien hizo que rebotase y le diese a él. En ese momento la señorita Evans dijo con voz clara y firme:
-Expectro Patronum!.-De la punta de su varita salió un guepardo plateado que hizo que los dementores dejasen de acosar a sus profesores. Orgullosa fue a ayudarles. Una maldición le alcanzó el brazo, por suerte no fue una maldición asesina. Se giró y vio que un mortífago murmuraba algo. Ella fue más rápida y le impuso una maldición imperius. Éste atacó a sus compañeros librándose del mortífago que peleaba contra Dimitrian. Su compañero le asestó un avada kedavra en las costillas. Sólo quedaba un mortifago. Que se esfumó sin dejar rastro.


Ese mismo año el colegio se cerró.

Diez años después Castelle lo volvió a abrir. Actualmente está esperando a que comience un nuevo curso.